Una ola de calor extrema con temperaturas de hasta 44°C y vientos de 90 km/h agrava los incendios forestales en Portugal, donde más de 1,800 bomberos luchan contra tres grandes focos en Arouca, Peneda-Gerês y Penafiel. El incendio más crítico, en el Parque Nacional Peneda-Gerês (norte), ha obligado a evacuar a 60 personas en Ponte da Barca y causado 19 heridos, mientras las llamas consumen miles de hectáreas en medio de una sequía que ha triplicado el área quemada respecto a 2024.
La ola de calor, vinculada al cambio climático, ya ha dejado 284 muertes en junio-julio —el 70% mayores de 85 años— y se prevé que se prolongue hasta mediados de agosto, según el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA). Europa, el continente que más rápido se calienta (+0.53°C/década desde 1990), enfrenta un «latigazo hidroclimático» que combina sequías, incendios y tormentas violentas.
